
El caballero Tiberto sólo posee una armadura
oxidada y un gordo caballo de labor.
Pero eso no le impide salir en busca
de las rosas de oro de Kurakolor.
Si lo consigue, se casará
con la princesa de sus sueños.
En el fondo, en la vida no hay más que lo que en ella metemos. (Madame de Swetchine, escritora)
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