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sábado, 8 de enero de 2011

lunes, 12 de abril de 2010

Por Pau Casals:

" Cada segundo que vivimos es un momento nuevo y único en el universo, un momento que nunca volverá a repetirse.... ¿ y qué enseñamos a nuestros hijos? Les enseñamos que dos más dos son cuatro y que París es la capital de Francia. ¿ Cuando les enseñaremos también lo que son? Deberíamos decir a cada uno de ellos: ¿sabes qué eres? Eres una maravilla. Eres único. En todos los años que han pasado, nunca ha habido otro niño como tú. Tus piernas, tus brazos, tus ágiles dedos, la manera en que caminas. Puedes llegar a ser un Shakespeare, un Miguel Ángel, un Beethoven. Tienes capacidad para cualquier cosa.Sí, eres una maravilla. Y cuando crezcas, ¿serás capaz de causar daño a otro que es, como tú, una maravilla? "

sábado, 20 de marzo de 2010

domingo, 11 de octubre de 2009

viernes, 26 de diciembre de 2008

Con tantos palos

Con tantos palos que te dio la vida
y aún sigues dándole a la vida sueños.
Eres un loco que jamás se cansa
de abrir ventanas y sembrar luceros.
Con tantos palos que te dio la noche
tanta crueldad y frío y tanto miedo.
Eres un hombre de mirada triste
que solo sabe amar con todo el pecho,
fabricar papalotes y poemas
y otras patrañas que se lleva el viento.
Eres un simple hombre alucinado,
entre calles, talleres y recuerdos
un simple loco lleno de esperanza
que siente como nace un mundo nuevo.
Con tantos palos que te dio la vida
y aún no te cansas de decir te quiero.


FAYAD JAMIS

lunes, 18 de agosto de 2008

jueves, 12 de junio de 2008

Un mundo al revés

-Vengo por lo del anuncio, señora.
-Bien –dice la jefa de personal– Siéntese. ¿Cómo se llama usted?
-Bernardo…
-¿Señor o señorito?
-Señor.
-Déme su nombre completo.
-Bernardo Delgado, señor de Pérez.
-Debo decirle, señor de Pérez, que, actualmente, a nuestra Dirección no le gusta emplear varones casados. En el departamento de la señora Moreno, para el cual nosotros contratamos el personal, hay varias personas de baja por paternidad. Es legítimo que las parejas jóvenes deseen tener niños –nuestra empresa, que fabrica ropa de bebé, les anima a tener hijos– pero el absentismo de los futuros padres y de los padres jóvenes constituye un duro handicap para la marcha de un negocio.
-Lo comprendo, señora, pero ya tenemos dos niños y no quiero más. Además –el señor Pérez se ruboriza y habla en voz baja– tomo la píldora.
-Bien, en ese caso sigamos. ¿Qué estudios tiene usted?
-Tengo el certificado escolar y el primer grado de formación profesional de administrativo. Me habría gustado terminar el bachillerato, pero en mi familia éramos cuatro, y mis padres dieron prioridad a las chicas, lo que es muy normal. Tengo una hermana coronela y otra mecánica.
-¿En qué ha trabajado usted últimamente?
-Básicamente he hecho sustituciones, ya que me permitía ocuparme de los niños mientras eran pequeños.
-¿Qué profesión desempeña su esposa?
-Es jefa de obras de una empresa de construcciones metálicas. Pero está estudiando ingeniería, ya que en un futuro tendrá que sustituir a su madre, que es la que creó el negocio.
-Volviendo a usted. ¿Cuáles son sus pretensiones?
-Pues…
-Evidentemente, con un puesto de trabajo como el de su esposa y con sus perspectivas de futuro, usted deseará un sueldo complemento. Unos duros para gastos personales, como todo varón desea tener para sus caprichos… Le ofrecemos 42.000 pesetas para empezar, una paga extra y una prima de asiduidad. Fíjese en este punto, señor de Pérez: la asiduidad es absolutamente indispensable en todos los puestos. Ha sido necesario que nuestra directora crease esta prima para animar al personal a no faltar por tonterías. Hemos conseguido disminuir el absentismo masculino a la mitad, sin embargo, hay señores que faltan con el pretexto de que el niño tose o que hay una huelga en la escuela. ¿Cuántos años tienen sus hijos?
-La niña, seis, y el niño, cuatro. Los dos van a clase y los recojo por la tarde cuando salgo del trabajo, antes de hacer la compra.
-Si se ponen enfermos, ¿tiene algo previsto?
-Su abuelo puede cuidarlos. Vive cerca.
-Muy bien, señor de Pérez. Le comunicaremos nuestra respuesta en unos días.
El señor de Pérez salió de la oficina lleno de esperanza. La jefa de personal se fijó en él al marcharse. Tenía las piernas cortas y la espalda un poco encorvada y apenas tenía cabello. "La señora Moreno detesta a los calvos", recordó la responsable de contratación. Y, además, le había dicho: "Más bien uno alto, rubio, con buena presencia y soltero". Y la señora Moreno será la directora del grupo el año próximo. Bernardo Delgado, señor de Pérez, recibió tres días más tarde una carta que empezaba diciendo:
"Lamentamos…".
Le Monde 28-29 septiembre 1975
(Texto recogido por Enriqueta García y Aguas Viva Catalá)