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jueves, 12 de junio de 2008

Un mundo al revés

-Vengo por lo del anuncio, señora.
-Bien –dice la jefa de personal– Siéntese. ¿Cómo se llama usted?
-Bernardo…
-¿Señor o señorito?
-Señor.
-Déme su nombre completo.
-Bernardo Delgado, señor de Pérez.
-Debo decirle, señor de Pérez, que, actualmente, a nuestra Dirección no le gusta emplear varones casados. En el departamento de la señora Moreno, para el cual nosotros contratamos el personal, hay varias personas de baja por paternidad. Es legítimo que las parejas jóvenes deseen tener niños –nuestra empresa, que fabrica ropa de bebé, les anima a tener hijos– pero el absentismo de los futuros padres y de los padres jóvenes constituye un duro handicap para la marcha de un negocio.
-Lo comprendo, señora, pero ya tenemos dos niños y no quiero más. Además –el señor Pérez se ruboriza y habla en voz baja– tomo la píldora.
-Bien, en ese caso sigamos. ¿Qué estudios tiene usted?
-Tengo el certificado escolar y el primer grado de formación profesional de administrativo. Me habría gustado terminar el bachillerato, pero en mi familia éramos cuatro, y mis padres dieron prioridad a las chicas, lo que es muy normal. Tengo una hermana coronela y otra mecánica.
-¿En qué ha trabajado usted últimamente?
-Básicamente he hecho sustituciones, ya que me permitía ocuparme de los niños mientras eran pequeños.
-¿Qué profesión desempeña su esposa?
-Es jefa de obras de una empresa de construcciones metálicas. Pero está estudiando ingeniería, ya que en un futuro tendrá que sustituir a su madre, que es la que creó el negocio.
-Volviendo a usted. ¿Cuáles son sus pretensiones?
-Pues…
-Evidentemente, con un puesto de trabajo como el de su esposa y con sus perspectivas de futuro, usted deseará un sueldo complemento. Unos duros para gastos personales, como todo varón desea tener para sus caprichos… Le ofrecemos 42.000 pesetas para empezar, una paga extra y una prima de asiduidad. Fíjese en este punto, señor de Pérez: la asiduidad es absolutamente indispensable en todos los puestos. Ha sido necesario que nuestra directora crease esta prima para animar al personal a no faltar por tonterías. Hemos conseguido disminuir el absentismo masculino a la mitad, sin embargo, hay señores que faltan con el pretexto de que el niño tose o que hay una huelga en la escuela. ¿Cuántos años tienen sus hijos?
-La niña, seis, y el niño, cuatro. Los dos van a clase y los recojo por la tarde cuando salgo del trabajo, antes de hacer la compra.
-Si se ponen enfermos, ¿tiene algo previsto?
-Su abuelo puede cuidarlos. Vive cerca.
-Muy bien, señor de Pérez. Le comunicaremos nuestra respuesta en unos días.
El señor de Pérez salió de la oficina lleno de esperanza. La jefa de personal se fijó en él al marcharse. Tenía las piernas cortas y la espalda un poco encorvada y apenas tenía cabello. "La señora Moreno detesta a los calvos", recordó la responsable de contratación. Y, además, le había dicho: "Más bien uno alto, rubio, con buena presencia y soltero". Y la señora Moreno será la directora del grupo el año próximo. Bernardo Delgado, señor de Pérez, recibió tres días más tarde una carta que empezaba diciendo:
"Lamentamos…".
Le Monde 28-29 septiembre 1975
(Texto recogido por Enriqueta García y Aguas Viva Catalá)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ENHORABUENA!!!!!!!!!!!!!!!!!TE LO MERECES Y LO VAS A HACER GENIAL, LLEGARAS DONDE QUIERAS LLEGAR Y ME ALEGRARE SIEMPRE POR TI MA PETITE LU.

Anónimo dijo...

Muy bonito relato, como decía una amiga: No hace falta ser negro para combatir el racismo, pero hace falta ser mujer para combatir el machismo.

Saludotes!

Juan